Hoy se celebra el día mundial de lucha contra el Sida, una enfermedad que en España afecta alrededor de 130.000 personas, a las que hay que sumar aquellas personas que desconocen si la tienen. Una enfermedad que desde su descubrimiento en 1981 ha tenido importantes avances en cuanto a los tratamientos retrovirales, que han afectado de manera positiva sobre la calidad de vida de las personas seropositivas, aunque estos cambios no se han visto acompañados de mejoras a nivel social y laboral.
Las personas con VIH/SIDA continúan sufriendo numerosas discriminaciones a nivel social, y también en el ámbito laboral. Son frecuentes las discriminaciones en cuanto al acceso al empleo, la promoción en la empresa, o, directamente, los despidos encubiertos. Seguramente en nuestro entorno laboral tengamos algún o alguna compañera con VIH/SIDA, pero será difícil que lo sepamos debido al miedo a las consecuencias que puede acarrear hacer visible esta enfermedad. Y así entramos en un círculo vicioso, en el que los prejuicios dificultan que su existencia se normalice. Por tanto, entre el SIDA y el trabajo media un abismo que parece imposible de salvar. Existe una legislación insuficiente y contradictoria que no ampara a estos trabajadores y trabajadoras, lo que produce una discriminación que merma las posibilidades de afrontar su vida laboral con naturalidad.
Según los datos de que disponemos, las consultas al Observatorio de Derechos Humanos y VIH del Estado español sobre discriminación han aumentado en un 55%, lo que coincide con la preocupación mundial por los derechos que se realiza en la Conferencia Internacional del Sida celebrada en Viena.
El informe del primer semestre de 2010 del Observatorio constata que las personas con VIH experimentan discriminación en España: los derechos básicos de estas personas se ven vulnerados en campos como el trabajo y la sanidad, siendo el empleo el principal ámbito de consulta.
Por ello, evitar cualquier discriminación o estigmatización de los trabajadores y trabajadoras afectados por este virus debe ser una prioridad, así como de los aspirantes, debiendo permitirse que las personas con enfermedades relacionadas con el VIH trabajen mientras sean médicamente aptas, realizando un trabajo adaptado razonablemente a sus capacidades.
Desde la UGT-PV celebramos que este año, y dentro del marco de la 99ª Conferencia de la OIT, se haya adoptado una nueva norma internacional del trabajo sobre VIH y SIDA. Una norma que nos sirve como instrumento jurídico que establece unos principios y unos derechos básicos en el trabajo, aunque se trate de una directriz no vinculante. Así que, aún queda mucho por hacer, y es por ello que los sindicatos, como agentes del cambio social, tenemos la obligación y la voluntad de denunciar aquellos actos que atenten contra los derechos de las personas seropositivas, defendiendo su derecho al trabajo en unas condiciones dignas, igual que para el resto de trabajadores y trabajadoras.
